LA FORMACION DE LOS ABOGADOS DE MAÑANA

 

Por Sergio Herrero Alvarez

 

ARTICULO EN PRENSA. Diario La Nueva España. Gijón,... de 1996

 

 

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¿Como se preparan los abogados para defender a sus clientes? Cuando un estudiante finaliza su licenciatura universitaria en la Facultad de Derecho ¿quien le enseña el oficio de abogado? Son preguntas que afectan a una parte de los licenciados. Al acabar la carrera, no todos ellos se dedicarán al ejercicio de la abogacía. Otros realizarán oposiciones a jueces o fiscales, algunos aspiran a la notaria o a ser registradores y bastantes más se repartirán entre un buen número de profesiones jurídicas. Y para cada una de ellas se prepararán específicamente antes de comenzar a desarrollarla. Pero, en el caso de quienes van a ser los abogados de mañana, la legislación española no contempla ningún sistema complementario de la licenciatura para el aprendizaje práctico de la profesión de letrado.

 

          Tradicionalmente, la figura de la pasantía cumplía esa función de facilitar el adiestramiento imprescindible para iniciar la actividad profesional. Eran abogados veteranos los que acogían en sus despachos a los nuevos compañeros y les iban instruyendo en el modo de desempeñar el oficio de defensores y asesores de la clientela. Hoy en día, la pasantía resulta ya insuficiente, tanto por el elevado número de letrados noveles, en algunos lugares incluso superior al de los experimentados, como por el cambio de los tiempos y la complejidad creciente de todo el sistema normativo, que obliga a conocer con detalle una gran variedad de campos profesionales, difíciles de abarcar por un solo abogado, por más experiencia que el mismo posea.

 

          Surgen entonces, en los últimos tiempos, las Escuelas de Práctica Jurídica, como fruto de la inquietud de los Colegios de Abogados por proporcionar a sus nuevos miembros una formación adecuada para el desempeño de la profesión. En ocasiones en colaboración con la propia universidad y con otras instituciones, las Escuelas han conocido un notable incremento en la década de los años ochenta. Se trata de organizar colectivamente la transmisión del saber profesional de tipo práctico por los abogados que ejercen su misión profesional a los que van a hacerlo en breve. En la actualidad son más de cuarenta las escuelas existentes en todo el territorio nacional, y celebran anualmente congresos de sus responsables para unificar criterios de actuación e intercambiar ideas e información.

 

          Este año las XV Jornadas de Escuelas de Práctica Jurídica de España han tenido como sede Gijón, con un notable éxito, tanto de asistencia como de resultados. Hemos sido los abogados de esta ciudad los encargados de recibir a casi cien profesionales de toda la nación.  Los temas abordados se han referido al control de calidad de la enseñanza de las escuelas, a la enorme trascendencia de la ética profesional, a la formación pedagógica de su profesorado y al posible establecimiento de un control práctico final de capacitación profesional, igual en todas las escuelas españolas, que sería el embrión de la futura prueba de acceso a la profesión de abogado, cuyo establecimiento demandó  con toda rotundidad al gobierno de entonces el conjunto de los letrados españoles en el VI Congreso General de la Abogacía Española, que tuvo lugar en La Coruña en setiembre de 1995.

 

          Está en juego la formación profesional de los abogados de mañana, los profesionales que servirán a la sociedad en el siglo próximo. Las Escuelas de Práctica Jurídica velan por ella. Pero no se trata de una cuestión interna que afecte solo a la propia abogacía. Es toda la sociedad quien tiene derecho a contar con abogados competentes, con suficiente preparación práctica y con intachable formación ética. Sin embargo, es imprescindible que el poder político adopte las medidas normativas que extiendan la necesidad de esa preparación profesional a todos los nuevos letrados que inician su actividad profesional. Los ciudadanos tienen derecho a ello. ¿Lo veremos pronto?

 

 

 

 

                                SERGIO HERRERO ALVAREZ

                   Director de la Escuela de Práctica Jurídica de Gijón